Cuando nos alegramos nos sentimos bien, nos sentimos plenos y motivados, cargados de energía, nuestra mirada cambia, nuestro estado emocional. Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas.
Tener y cultivar la alegría es uno de los motores de nuestra existencia. Y el entusiasmo está estrechamente unido a los sentidos. Es esa capacidad que poseemos las personas para reunir todas nuestras fuerzas y concentrarlas a favor de la conquista de un objetivo.
La alegría está conectada a emociones positivas. Cuando nos alegramos, nos sentimos bien, nos sentimos plenos y motivados. Nuestra mirada cambia. Nuestro estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos da fuerza.
La alegría nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.
Sentimos alegría en nuestros cuerpos debido a la liberación de dopamina y serotonina, dos tipos de neurotransmisores en el cerebro. Ambas sustancias químicas están fuertemente asociadas con la felicidad (de hecho, las personas con depresión clínica a menudo tienen niveles más bajos de serotonina).
La alegría como valor se manifiesta desde el interior, del alma, se refleja a través de sensaciones de bienestar.
Te propongo que digas en alto la frase sanadora: ¡Elijo la alegría!
Deja que tu cuerpo a través de las sensaciones se conecten con la alegría y su resonancia se expanda por todo tu ser. Respira de nuevo y por primera vez.
¡Te deseo mucha alegría!
Con cariño,
Sara